Quiero mirar la vida como lo hace una flor...
Marinel.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Cuchicheo...

Pssstttt...
Ven, acércate a mi boca y te diré muy quedo en el oído:
No puedo. No consigo. No concibo.
Hablar si no es contigo, dejar que las palabras se conviertan
en peces lujuriosos atreviéndose a nadar(te).
Mis labios en tu lóbulo prendidos harán que pierdas el sentido
de ese océano que albergas tras tu ombligo.
Olearás tu rostro hacia el mío anhelando la sirena de mi mar.
Cuchicheo suave, un roce estimulante, un suspiro.
Buceando las orillas trataremos de arribar
 a la ensenada del olvido hasta caer rendidos...
Y flotar.
Pssstttt...
Ven, acércate a mi boca y te diré...


jueves, 27 de noviembre de 2014

Dejándome llover.

Se desata la lluvia y yo aquí, viéndola caer, me entrego a su belleza. Ese llanto tejido desde un cielo resquebrajado y oscuro, viene a recordarme la fragilidad de lo humano, lo supeditados que estamos a los caprichos de la intemperie, lo poco o nada que somos frente al tiempo que se nos resbala.
Elucubro maneras de distraerme de ella, sin embargo, aquí estoy, rindiéndole pleitesía.


miércoles, 26 de noviembre de 2014

Nada nuevo.

Buenos días, le digo.
Me mira sonriendo o no.
Según se ice la entraña
en el nuevo telar del día.
Me devuelve lo mío,
¿qué si no?
¿Qué me puede ofrecer mi propia imagen?
Soy yo la que mira al espejo.


domingo, 23 de noviembre de 2014

viernes, 21 de noviembre de 2014

De soplo en soplo...

Hay cosas de mi fuero interno imposibles de remediar, quisiera hacerlo a veces, pero es un sueño inalcanzable. Uno más. Soy romántica hasta la médula desde que recuerdo e incluso no sabía poner nombre a esta sensación de involucrarme tanto en lo hermoso del entorno. Este sentirlo todo, en ocasiones hasta el dolor.
Si un día descubrí la poesía y mis ojos se anegaron, el latido comenzó a ser salto y las manos fueron devastadas por un pequeño seísmo. Al siguiente, la mirada me asombraba descubriendo la belleza de una mariposa prendida en el ojal de un árbol. Al otro, advertía que el viento me hablaba bajito para que el resto del mundo no lo oyese. En cualquiera de mis días, bastaba un instante dentro de las horas, en el que la sensación de ser distinta, me producía una desazón que aparecía y desaparecía casi al mismo tiempo, ya que siempre hallaba algo que distraía ese sentimiento diferenciador, me hacía perderme en pesquisas inventadas por mí para descubrir el nacimiento de algo inverosímil que sólo yo había advertido. Era algo así como una Sherlock Holmes, creando casos que solucionar porque de lo contrario, el mundo parecía rutinario; en excesivo evidente.
¿Venir para morir?
Sí, claro, esa era una misión irrefutable, pero... y ¿mientras tanto? ¿el mundo era sólo eso?
¿Las cosas distintas, las que se salen de lo "normal" con qué motivo fueron puestas ante mí?
Tal era yo desde que fui creciendo, casi más hacia dentro que hacia fuera.
Sé bien de mis volatilizaciones, de que pocos entienden este ser así. Serlo, me ha llevado muchas veces a sufrir lo indecible, de que seguiré haciéndolo a pesar de la coraza que fui construyéndome con los años y los reveses....
Seré siempre como esa fruta que, a la que te descuides, se hace blanda por dentro y se deshace.


Un soplo de vida. Un halo de luz venciendo lo arcano
de este transitar. Una sensación de llenar vacíos, 
tan solos, tan míos...
Toda algarabía.
Lágrimas al mar.
Sonrisas o risas y hasta los hipidos en el sollozar.
¡Son tantas las cosas que cual soplo vivo
me hacen vibrar!


miércoles, 19 de noviembre de 2014

De temor mundano o amor ilusorio.


Le rogó un detalle en el que pensar en sus horas tenues, 
cuando la nostalgia se prende en los huesos
dejando exánime lo antes vivaz. 
Extiende las manos, le dijo muy quedo.
Y en su blanda mano quedó cobijado un planeta entero.
La tierra donde sus pisadas fueron recorriendo, mares de sus lágrimas, 
puro fuego de un sol de latidos donde convergieron
 furias y pasiones; todos sus secretos.
Que vasta extensión en tan poco espacio, tartamudeó...
¿Y si lo perdiese? ¿Qué sería de ti?
¿Qué será de mí si tu mundo pierdo?


lunes, 17 de noviembre de 2014

viernes, 14 de noviembre de 2014

De repente...¿El destino?

Tienen los destinos ese algo indolente de sonrisa lívida y aire recurrente. Son como atavíos siempre apetecibles. Hora nos desvisten. Hora nos arropan de miles de incógnitas hechas de repente. Hilos cosiéndose solos en un mundo agreste donde mares rugen, vientos enmudecen, seres se demudan al son que les tejen... versos extraídos de un poema doliente, donde aquel poeta de nombre Neruda, se hicieron curiosos:

Ahora, ¿qué imprevisto paso hace crujir los caminos,
qué vapor de estación lúgubre, qué rostro de cristal,
y aún más, qué sonido de carro con espinas?

Vacuos los destinos nos miran de frente, hurgan con denuedo zonas abisales de estos enseres que llamamos cuerpos.
¿Somos sólo uno; un triste destino, cientos, miles?
Yo tildé a los míos, los multipliqué, los llamé asombrosos. Los veo venir  en sigilo sobre la hojarasca, dejándome ver su vaho taciturno en el horizonte donde habito y moro hecha floritura para las costuras de los descosidos de ese traje inerme que viene adherido. Mi grato asesor  de placer vehemente... Bésame el latido, hila mis sentidos hacia tu destino y si has de perderme entre tu tejido:
Sea de repente...



*De repente, ayer, tuve que viajar a Madrid. Un virar de rumbo repentino y frágil me llevó a pensar, mientras me alargaba a esa ciudad, lo que somos todos...en el destinar que nos teje en nada, que ésta es un todo por quien suspirar..
Paso a contestaros, luego a disfrutar de vuestra lectura, porque si algo es certero, es que viajamos raudos y veloces  por este sendero que llamamos vida, que hay que disfrutar de las pequeñeces.
Besos y gracias por vuestra paciencia.

lunes, 10 de noviembre de 2014

He llegado a una conclusión...

...los libros son como las fotos.
Puede que parezca una afirmación desacertada; no para mí.
Ayer muy de mañana, observando detenidamente las estanterías, con la sana intención de desvestirlas de esos tomos que acaban por acumularse en perfecto desorden y en cuyas espaldas a buen seguro hallaría partículas de polvo, pensé al mirarlos, en que tengo libros de todas las edades; las mías.
Pensé, naturalmente, en esos muchos encajados ya por falta de espacio. Los imaginé amortajados eternos sin que la muerte se atreva jamás a llevárselos, entre otras cosas, porque yo no se lo permitiría. Me gusta sacarlos de cuando en cuando, dejar que mis ojos se posen en sus portadas, en las letras más o menos pequeñas, en mis letras por rincones, laterales, esquinitas...en aquellas flores en algunas de sus páginas llamándome a recordar el motivo de su seca apariencia entre las hojas.
La pereza tibia envolvía mis manos, casi parecían querer resguardarse en los bolsillos de mi bata dejando para otro momento tan ardua tarea, sobre todo, a sabiendas de la predisposición de ésta que escribe por perderse en los recovecos ocultos de la memoria.
Así fue como, tras lanzarme de lleno a su aseo, comenzó mi mente a pasear hacia atrás.
Un cangrejo caminando por la orilla del recuerdo. 
Este libro lo compré a los pocos días de salir del hospital...y me vi a los diecisiete con mi pijama de lunas esperando que me operasen de apendicitis. Los médicos me concedieron permiso para ponerme pijama mientras el resto de gente iba con aquellos camisones ridículos que se abren por detrás dejándote las posaderas desnudas al aire.
Aquel otro me lo regaló aquella amiga que marchó tan lejos, a la que con el tiempo fui perdiendo de vista hasta no verla más. Ese, ay ese, ese me lo encontré un día en el pupitre del instituto con una flor encima...nunca supe quién me lo regaló. O ese librito que mi hermana me regaló por mi cumpleaños en plan divertido...¡vaya título! dije cuando me lo dio. Ella reía con su risa de cascabel...recordarla me estremece, hace que  me duela el pecho, arrastra lágrimas que creía ya extintas.
Llego con la bayeta a cada uno de ellos como si fuesen hijos pequeños que yo no parí, pero a los que crié y terminé amando sin remedio. Hallé de nuevo aquel de poemas de Rumi, el poeta persa que desconocía hasta que aquel profesor de filosofía me lo regaló un día en el que me pilló en la cafetería absorta en mis pensamientos, abrumada aún por la pérdida de mi padre. Recuerdo, inevitablemente, cómo se sentó a mi lado recitándome...

La princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que a perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor...

 Toma, me dijo, compartes apellido con un ilustre poeta, leélo, siente sus poemas. La poesía ayuda a evadirse, a asentarse, a, también, volatilizarse por momentos.
Ahí estaba como siempre, impertérrito, llevándome de nuevo a aquel instante. 
Tras la limpieza, una vez desalojados de ese peso inútil que los afea, pensé en todo lo que me habían dado de nuevo. Volvieron a llevarme al tiempo de su tiempo, de su mano, retrocedí a mis edades, a los sucesos donde ellos fueron conmigo.
Así llegué a esa conclusión que puede parecer desacertada, aunque no para mí tras leer mi corazón.

¿Qué pulido podría necesitar el espejo del corazón?
Entre el espejo y el corazón ésta es la única diferencia:
El corazón oculta secretos, pero el espejo no.
Rumi.


*Siento la extensión.  Ya sabéis...se me derraman las letras...

viernes, 7 de noviembre de 2014

Aromas...



Hay personas cuya esencia es como un buen perfume:
Te incitan a soñar...

miércoles, 5 de noviembre de 2014

"Que"

A veces creo que  sólo soy una hoja al viento de un otoño despistado que olvidó sacarme de su rama.
Un copo de nieve que creyéndose de piedra, no se diluyó. 
Cualquier flor primaveral que pensándose eterna, se enraizó obviando los caprichos de temporada. Aquel rayo de sol que aún llegado el frío, aterido, busca furtivo filtrarse por la ventana en busca de calor.
Quien me dio el pasaporte para venir, sabrá bien mis limitaciones, mientras tanto, vivo aferrada a ese documento impalpable que me da la posibilidad de creerme materia, dispuesta en su osadía, a superar cualquier obstáculo de los muchos engendrados en cualquier estación.
 ¿Por qué he de dejarme llevar? 
Lo más importante...
¿Qué sé yo cuándo prescribo?

lunes, 3 de noviembre de 2014

De gestos de amor.

Estiró el horizonte marino, alargó su azul profundo 
sobre las olas en calma planchando con suavidad
 las ondas dejándolas lisas para su mirada.
Se hizo gaviota de vuelo raudo sobre la línea infinita del mar.
Fue beso de cielo y piélago en el confín sorprendente y hermoso. 
Satinó con estrellas las aguas  nocturnas para que
 prendiesen en sus ojos al mirarla...



Unas palabras profundas...

Ahí afuera, mas allá de ideas de bien o mal,

hay un lugar.

Nos vemos ahí.

Cuando el alma yace sobre la yerba.

El mundo esta demasiado lleno para hablar de él.

Las ideas, el lenguaje, incluso la frase 'cada uno'

No tienen sentido.



"Yalal ad-Din Muhammad Rumi"
















Archivo del blog