-Hace mucho tiempo, fui invitada a una fiesta de disfraces,escrita naturalmente.Se trataba de crear un personaje, disfrazarlo y escribir una historia entorno a él. El mío fue ella y su disfraz, uno que adoro. Su historia...más abajo la tenéis...Hoy me apeteció reponerla, volver a sentirla como el día que la escribí, revivir la multitud de sensaciones que me produjo. Esperando que os guste, que no os resulte pesada y que os haga sentir algo, os la dejo hoy para vosotr@s.
...Me hallo desconsolada. Permanezco aquí acurrucada en un rincón de la gran sala de baile.
Parezco destartalada más que acurrucada.
Y es que en estos instantes me siento abandonada a mi suerte.
La niña de mis amores sintió de pronto un hastío enorme respecto a mí, y me dejó mal colocada en esta hermosura de sala de grandes espejos, donde antes entre pirueta y pirueta me lanzaba sonrisas de luna.
No soy capaz de articular palabra. Soy incapaz de mover un solo músculo de mis blandas piernas. Mis dedos permanecen estáticos.
Hace horas que todas las niñas han salido por aquella inmensa puerta lejana. Las luces se apagaron a excepción del farolillo azul que siempre dejan junto a la barra. Nunca entendí el por qué de esa luz celestial. Probablemente un capricho de esa profesora estricta y amorosa que vuela para sus alumnas cual madre pájaro enseñando a sus vástagos.
Âme, quiere volar también.
Albergué durante mucho tiempo la esperanza de hacerlo, más pronto comprendí el imposible…
No obstante, hubo momentos de vuelo en brazos de esas chiquillas juguetonas, de mi niña dulce.
Fueron instantes de alcanzar las estrellas desde las manos de esa pequeña vestida con tutú.
Cuánta emoción sintió mi corazón plastificado al sentir el maillot, las medias y las zapatillas atadas a mis tobillos.Mi cuerpo al fin formaba un todo con el estudio. Ahora Âme era una más de esas bailarinas que parecen flotar al son de la música.
Risas, suspiros, jadeos por el esfuerzo, todo se graba en los oídos de esta muñeca danzarina, como ellas me llaman.
Cada paso, cada gesto, cada movimiento quedan archivados en mi mente artificial. En mis ojos grabados a fuego, cada chassé en tournant, cada brissé, cada fouetté...
De repente las luces se encienden. Así…lentamente, una por una. La gran sala resplandece hasta amortiguar por completo la luminosidad azul del pequeño farol.
Siento el corazón desbocado. Me parece un potrillo saltarín. Escucho murmullos y risas, pasos que se acercan…
¡Son ellas! ¡Y vienen hasta mi rincón!
Mi tierna niña me coge con amor. Todas se me acercan con sus tutús, sus moños estirados, sus labios pintados de rojo, sus mejillas coloreadas y sus ojos rasgados en negro bañados de sombra dorada.
¡Qué hermosas están! Pienso…
Pero si estoy de pie!!!
No puedo creer lo que está ocurriendo. Entre todas me han llevado al centro de la sala. El parqué brilla como nunca cuando clavo mi mirada en el.
Llevo las puntas, todo el peso de mi cuerpo descansa sobre los dedos de mis pies. Al fin me atrevo a mirar al gran espejo frontal.
Âme, cree morir de placer al descubrirse exactamente igual al resto.
Música planeando en suave vuelo hasta mi mente. Brazos extendidos como alas desplegadas, pies en posición, y el alma al aire…
El final de la obra resulta apoteósico. La gente aplaude con fervor inusitado poniéndose en pie.
Esta bailarina ha actuado como nunca.
Parezco destartalada más que acurrucada.
Y es que en estos instantes me siento abandonada a mi suerte.
La niña de mis amores sintió de pronto un hastío enorme respecto a mí, y me dejó mal colocada en esta hermosura de sala de grandes espejos, donde antes entre pirueta y pirueta me lanzaba sonrisas de luna.
No soy capaz de articular palabra. Soy incapaz de mover un solo músculo de mis blandas piernas. Mis dedos permanecen estáticos.
Hace horas que todas las niñas han salido por aquella inmensa puerta lejana. Las luces se apagaron a excepción del farolillo azul que siempre dejan junto a la barra. Nunca entendí el por qué de esa luz celestial. Probablemente un capricho de esa profesora estricta y amorosa que vuela para sus alumnas cual madre pájaro enseñando a sus vástagos.
Âme, quiere volar también.
Albergué durante mucho tiempo la esperanza de hacerlo, más pronto comprendí el imposible…
No obstante, hubo momentos de vuelo en brazos de esas chiquillas juguetonas, de mi niña dulce.
Fueron instantes de alcanzar las estrellas desde las manos de esa pequeña vestida con tutú.
Cuánta emoción sintió mi corazón plastificado al sentir el maillot, las medias y las zapatillas atadas a mis tobillos.Mi cuerpo al fin formaba un todo con el estudio. Ahora Âme era una más de esas bailarinas que parecen flotar al son de la música.
Risas, suspiros, jadeos por el esfuerzo, todo se graba en los oídos de esta muñeca danzarina, como ellas me llaman.
Cada paso, cada gesto, cada movimiento quedan archivados en mi mente artificial. En mis ojos grabados a fuego, cada chassé en tournant, cada brissé, cada fouetté...
De repente las luces se encienden. Así…lentamente, una por una. La gran sala resplandece hasta amortiguar por completo la luminosidad azul del pequeño farol.
Siento el corazón desbocado. Me parece un potrillo saltarín. Escucho murmullos y risas, pasos que se acercan…
¡Son ellas! ¡Y vienen hasta mi rincón!
Mi tierna niña me coge con amor. Todas se me acercan con sus tutús, sus moños estirados, sus labios pintados de rojo, sus mejillas coloreadas y sus ojos rasgados en negro bañados de sombra dorada.
¡Qué hermosas están! Pienso…
Pero si estoy de pie!!!
No puedo creer lo que está ocurriendo. Entre todas me han llevado al centro de la sala. El parqué brilla como nunca cuando clavo mi mirada en el.
Llevo las puntas, todo el peso de mi cuerpo descansa sobre los dedos de mis pies. Al fin me atrevo a mirar al gran espejo frontal.
Âme, cree morir de placer al descubrirse exactamente igual al resto.
Música planeando en suave vuelo hasta mi mente. Brazos extendidos como alas desplegadas, pies en posición, y el alma al aire…
El final de la obra resulta apoteósico. La gente aplaude con fervor inusitado poniéndose en pie.
Esta bailarina ha actuado como nunca.
Todos han vivido sus sensaciones de muñeca olvidada. Su ilusión al verse ser de carne y hueso despojándose de ese disfraz impuesto pudiendo al fin...
Volar…
Una frase que me encanta de una grandísima bailarina: *"Danzar es sentir, sentir es sufrir, sufrir es amar; usted ama, sufre y siente. ¡Usted danza!"
Isadora Duncan
Marinel, desde el patio de butacas te aplaudo con fuerza, es preciosa la historia de esa muñeca que nos dejas, y con tus palabras y sueños la hiciste de carne y hueso y fue la que mejor volaba por el parquet dejando sensaciones y sueños cálidos en el espectador.
ResponderEliminarMe rindo a la belleza de tu cuento.
Un beso,
Me pregunto qué me habría salido a mí.
ResponderEliminarEl relato de un sueño. Es muy bueno guapa. Un beso
ResponderEliminarHola Marinel!! Me encantó, me sentí en ese lugar, en ese corazoncito plastificado. Tus palabras tienen imaginación, ternura, amor, hermoso.
ResponderEliminarMe gusta Isadora Duncan, una magnífica bailarina.
Besosssssssss
Deliciosa y emotiva historia envuelta en poesía y con la lírica de la danza sobrevolando.
ResponderEliminarBellísimo.
Besos
¡Era yo el que aplaudía y silbaba! Era yo quien pedía que no se retirara la bailarina del escenario.
ResponderEliminarAplausos mil.
qué emoción reencontrarme con la historia y el personaje.
ResponderEliminarRevivo aquel instante a pura adrenalina.
beso grandote
Puesto en pie, todo yo grita....¡¡¡¡ bravo , bravo bravo!!!
ResponderEliminardesbordas imaginación y ternura.
Te amenazo muy seriamente con volver.
Un beso
Una historia bella y tierna y no sé por qué me dió la sensación de que la niña eras tú, ¿me equivoco?
ResponderEliminarMe encantó, de verdad...
Besitos en el alma
Scarlet2807
Dulces sensaciones,
ResponderEliminarcomo un ángel
que se desplaza
en el viento.
Muy hermoso.
Besos
hayyyyyyyyayayyyyyy, amiga si hasta pude sentirme volar por los aires recordando mis momentos de baile de aquellos años en el colegio de María Auxiliadora, donde todas por obligación desviamos danzar por los aires según la madre sor María José
ResponderEliminarjajaja si hasta recuerdo su nombre aún, amiga muy bella tu entrada me insistes regresar a mi infancia, de donde nunca debí salir, muy hermoso tu trabajo amiga me gusto mucho.
Besos y mil cariños, que estés muy bien.
Marinel, me encantó y ten por seguro que te estoy aplaudiendo más de lo que aplaudieron a tu bailarina...es una linda historia fantástica...gracias por compartirla, recibe un fuerte abrazo y mi admiración creciente.
ResponderEliminar¡Bellísima historia, Marinel! Repleta de emociones... De pronto me sentí contagiada por esas intensas ansias de "ser", de despojarme de ataduras y volar libremente. ¡Bravooooooo, me encantó! Un beso grande !!!
ResponderEliminarSaudades8:
ResponderEliminarMil gracias por los aplusos.Mi muñeca cobró vida y bailó para volar y hacer volar al público,así que lo consiguió :)
Un beso.
El hombre de Alabama:
Creo que con tu imaginación y manera de escribir,sería fantástico ver qué te hubiese salido.
Un beso.
Isabel:
Gracias,guapa tú.
:)
Un beso.
Gabriela:
Sí que fue una de las grandes, no la única porque en la historia del ballet,hay un ramillete genial.
Gracias hermosa.
Besos miles.
Ana Galindo:
La danza o ballet es poesía en movimiento,al menos para mí.
Gracias.
Besos.
Julio Díaz:
Gracias por ser tan buen espectador!
Un beso.
Susuru:
¿La recuerdas todavía?
Tú fuiste la anfitriona perfecta,la artífice de esta historia y me alegra que la recuerdes y me lo digas.
Gracias y besos.
André de Ártabro:
Amenaas así son gratas,así que vuelve cuando quieras.
Me alegra que te haya gustado.
Un beso.
Scarlet:
Sí querida,algo de mí tiene la historia...
Gracias.
Besos.
Marisa:
Sensaciones a flor de piel son las que produce el ballet.
Gracias y besos.
Gladys:
Sor Mª José debía ser una amante de la plasticidad,del arte del movimiento,de la elegancia y un largo etcs.
Pero claro...las cosas impuestas no son tan agradables,¿verdad?
Besos y cariños para ti.
Cinarizina:
Gracias por los aplausos y por dejarte volar por mi historia.
Besos.
Diana Profilio:
Muchas gracias por la visita,el plauso y el comentario!
Un beso grande para ti.
No acierto a desligar la muñeca real de la bailarina real igualmente.Sea como sea, la historia resulta ballet puro. Es lo más parecido al sueño de una noche de verano.
ResponderEliminarHermosa, Marinel
infinitas gracias dulce poeta por acariciar nuestros sentidos con tus bellas y tiernas letras, un besin muy grande de esta amiga admiradora.
ResponderEliminarMuy bonita la historia, con inquietudes y buenas sensaciones,
ResponderEliminarse podría haber escrito un libro,
espero te encuentres mejor de tu bache.
un abrazo.
Entrañable Marinel!!!!!he recordado la primera clase de la hija de una amiga ( tendria 7 años: y llegó a su casa muy dcpecionada ... nadie me ha cogido por la cintura ni me ha hecho volar.... Tu historia está contanda magistral...era un disfraz lleno de magia. Me gusta mucho como lo has manejado .Tres hurras con besotes de Begoña
ResponderEliminarMe ha encantado esta historia soñadora. He soñado mientras te leía, y he soñado en cosas imposibles que las letras (derramads) puede hacer realidad. Y es que la verdad, y muchos no lo saben, todo tiene alma, solo hay que saber encontrársela.
ResponderEliminarBesos.
Una maravillosa historia con un gran final. Aplaudo tu talento con entusiasmo. Un abrazo.
ResponderEliminarQue dulce, Marinel!! Me ha causado una grata sensación de ternura. Escribes de modo brillante, amiga.
ResponderEliminarCuando hacía radio (como aficionada)dedicamos mis compañeras y yo un monográfico sobre Isadora Duncan. Hacía tiempo que no la recordaba. Gracias por tan bello relato.
Hace tres años que conozco tu blog, y las pocas veces que tengo un tiempito para volver a leer las maravillosas letras que derramas en el ,siempre regreso a mis actividades con una sensacion de bienestar, porque me traes algo de mi interior a la superficie , que quizas no lo tenia tan presente hoy . Me recuerda tu post a mi niñez cuando mi madre era pianista de un instituto de danza,y yo aprendia ballet, recuerdo aquellos espejos enormes, las luces del gran salon ... ,escribes de manera tal que una pueda recordar vividamente algunos momentos muy lejanos . Gracias por todas las cosas que haces sentir cuando leo tu blog. Cariños desde Uruguay .
ResponderEliminarAy, amiga, en aquella ocasión creo que fue cuando uno se disfrazó de hombre de Neandertal...
ResponderEliminarAh, que tiempos...
Un abrazo grande, Marinel
PiliMªPILAR:
ResponderEliminarComprendo que te ocurra eso,porque esa era una de las intenciones hasta llegar al final,que se fusionaran realidad con imaginación.
Un beso.
Ozna-Ozna:
Siempre gracias a ti por tu ternura y comentarios.
Un beso.
Ricardo Miñana
Me alegra que te guste la historia.
El bache duele aún y ya veremos el perito y todo el rollo ese,pero sigo adelante,claro que sí.
Gracias y besos.
Abedul:
Esa niña me recuerda las mismas ganas de volar que yo tenía a su edad...qué encanto de niña,la de tu amiga.
Gracias cielo por ser tan estupenda.
Besos.
Miguel:
Las letras hacen realidades de imposibles,es cierto,siempre lo he pensado.
El alma de las cosas....también lo pienso,sí,todo tiene alma.
Besos.
Alma Mateos:
Mil gracias por ese aplauso y por dejarte llevar por mi vuelo.
Un beso.
Merche:
Aficionada a la radio,qué bonito!
Fue una gran bailarina que parecía danzar como las olas del mar.
Gracias y besos.
Amor con imágenes:
En serio me lees desde hace tanto?
¡Cómo pasa el tiempo!,¿verdad?
Me alegra profundamente este comentario tuyo, porque si alguien se relaja leyéndome para mí es un placer.
Gracias por tus ratos perdidos aquí en mi isla.
Besos.
Antiqva:
Sí Antiqva,tu disfraz de hombre de Neardental fue magnífico.
Vuela el tiempo,Antiqva,vuela.
Besos.
Bailar es soñar con los pies !!! (lo dijo Joaquín)
ResponderEliminarUn abrazo inmenso
SIL
Sil:
ResponderEliminarPalabras de Joaquin que comparto plenamente.
Besos.