Viene siendo habitual en mí dar las gracias. Lo hago porque la gratitud es algo constructivo, un sentir bien hacia una misma y hacia el resto, en éste caso vosotros, que perdéis parte del tiempo particular en el que vivís, para acercaros hasta mi isla y dejar huella de vuestro paso.
Como decía Cervantes:
"De gente bien nacida es agradecer los beneficios que recibe."
Yo nací regular, pero aun así, me educaron en esa virtud y os agradezco.
Os dejo esto en forma de gracias. No sé si es una bonita manera de agradeceros la visita de aquellos que derramáis palabras para mí y de los que sólo pasan y leen, pero me lo pareció. Por tanto, sirva este detalle como regalo de gratitud.
Ahora viene lo distinto, diferente, inusual…
¿Recuerdas cariño?
Pasábamos las horas muertas, hui, ¡muertas!…jugando a su alrededor, leyendo en sus faldas, plantando florecillas. Nació tozudamente ahí en medio del jardín, justo en frente de tu cuarto. Papá lo taló en varias ocasiones, pero el árbol no cedió nunca a sus deseos. Renacía una y otra vez escalando el aire, casi diría con prisas por llegar hasta tu ventana.
No sé si te acuerdas de aquella vez que estuvimos cuidando a tío Tomás…a mí no se me va de la memoria el desasosiego tuyo, esa tensión por marcharte a casa, ese estado de tristeza en el que parecías transitar a diario. Era como si te faltara la vida lejos del hogar, de tu árbol…
Tío Tomás preguntaba una y otra vez. Al fin le dije que estabas medio ennoviada, sabiéndolo imposible-no me preguntes por qué-con tal de que no volviese a cuestionarse tu apatía.
Me emociono sin desearlo, al verte abrazar aquel tronco encorvado. Volvimos ya tarde, el anochecer se nos tragó en la carretera y solo hubo tiempo de asearse e irse a dormir. Al amanecer acudí rauda a la puerta del jardín; algo me decía que allí estarías tú.
El árbol había envejecido hasta el punto de aparecer un anciano enfermizo, a punto de pasar a mejor vida. No obstante, al día siguiente volvió a ser el árbol erguido, fuerte e impresionante de siempre. Tú, en medio de sus hojas recostada, me pareciste algo así como su alimento, su elixir de vida.
De ahí caíste aquel día.
No hubo gritos de miedo por la caída. Nada de espantos. Silencio absoluto tampoco, porque te escuchaba hablarle como cada día lo hacías bajito, dulcemente. ¡Cuántos quebraderos de cabeza produjiste a tu pobre padre haciendo esto!
Intuición, eso es lo que fue. Ambos salimos despedidos de la cocina donde preparábamos las conservas, sabiendo que algo extraño ocurría. Llegamos justo en el instante en el que una gran rama parecía descender a recoger tu cuerpo que bajaba rápido hacia el suelo.
Nos impactó tu sonrisa en sus brazos.
Pero…mucho más impresionó nuestras mentes el hecho de no verte al acercarnos unos segundos después.
Tu desaparición fue un hecho irresoluble.
No creas que para mí, cariño, yo sí sé dónde estás. Por algo tenemos el árbol floreado más bonito de toda la vecindad y lo mejor es que no hay estación que te marchite, mi vida.
Ninguna estación seca tus flores.
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Maravillosa historia, Marinel, repleta de ternura y de delicadeza, y qué bien has fundido arbol y persona, arbol y vida, arbol y sentimiento. Enhorabuena de las buenas.
ResponderEliminarSaludos blogueros
Gracias por tu magníico relato, que ha dejado agridulce miboca.
ResponderEliminarMi querida Marinel: Es un bellísimo relato lleno de dulzura y ternura. Esa hermosa historia del árbol y la niña que no pudo romper el tiempo. Es muy hermosa, Marinel. Triste pero hermosa.
ResponderEliminarBrisas y besos.
Malena
Interesante, pintorezca, algo mórbida, compleja...
ResponderEliminarMe gusta tu prosa!
Una fusión con el tronco y la raíz que infunde vida.
ResponderEliminarGracias a ti, siempre por tus letras, y por tu cariño.
Besos, Marinel.
El árbol...elemento imprescindible.
ResponderEliminarEl árbol-raíz.
El árbol hoja caída.
El árbol sombra.
Escondite de los amantes.
GRACIAS A TI, Marinel,por estas palabras hermosas que nos regalas siempre.
ABRAZOS GRANDES.
Si, una magnifica historia de vida y muerte pero con la esperanza de un renacimiento floral que une ambas vidas eternamente. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Yo te agradezco a ti, por darme la posibilidad de leer escritos tan bellos como éste, lleno de dulzura y derramando ternura por doquier...
ResponderEliminarBesitos en el alma
Scarlet2807
Tierno relato de la fusión prematura del hombre con la naturaleza.
ResponderEliminarSaludos
Es un disfrute leerte señora de las letras.
ResponderEliminarGracias y Besos
Qué perla de esperanza das en las líneas finales...!!
ResponderEliminarQué atinada y perfecta la frase cervantina.
Gracias a vos.
Beso grande.
SIL
Sueño abrazado a ese árbol de la vida de tu jardín, y sueño en hojas y flores, en esa niña que lo ama y en ese escrito que nos dejas, lleno de ternura, pasión y sobre todo amor.
ResponderEliminarSerá porque eres eso, AMOR.
Un beso desde mi nube
Hola Marinel!! Hermoso amiga. El juego de palabras del árbol-persona es magnífico. Una imaginación que no me sorprende viniendo de tus palabras.
ResponderEliminarBesossssssss
Quería agradecerte tu comentario en mi blog y siento no haber pasado antes a visitarte, pero estaba fuera. Me quedo para seguir leyéndote.
ResponderEliminarUn beso !
Amor más allá de la muerte narrado con una delicadeza y dulzura como solo tú sabes hacerlo.
ResponderEliminarBesitos.
QUEDÉ MUDO CON ESE CIERRE...
ResponderEliminarClaro que es una maravillosa manera de decir gracias. Pienso que también los que te leemos tenemos que agradecerte con igual intensidad que nos dejes entrar en tu mundo y nos regales textos tan escelentes, como el de hoy.
ResponderEliminar¡¡¡Gracias!!!!
Un beso y un abrazo.
Árboles somos, frutos, raíces y el aire en las ramas.
ResponderEliminarGracias por tan bello relato.
besos
Primero no tienes nada que agradecer, al contrario, cruzar este umbral es regalarse un espacio al sosiego.
ResponderEliminarAsí como ese árbol, confío en que tus letras siempre sigan floreciendo en estas tierras blogueras.
Un abrazo grande, bonita tú
Creo que más bien somos quienes recalamos en tu isla quienes deberíamos dar gracias por tener la posibilidad de leer la ternura y un sin fin de sentimientos desleídos en tus letras.
ResponderEliminarEl relato es sublime, y deja al pensamiento ensoñar.
Gracias por ser, gracias por estar!!
Un abrazo inmenso y besos con sabor a mar.
Marinel, gracias por manifestar tu gratitud en una manera tan bonita y por deleitarnos con el relato de hoy, me ha emocionado muchísimo...el amor que echa raíces profundas, nunca muere...recibe un fuerte abrazo.
ResponderEliminarUna belleza de relato que nos ofreces, querida amiga, y como ya se dijo anteriormente, hermosa analogía entre árbol-vida, vida-recuerdos, raíces, rama, flor, estación. Sólo he de aclarar que para este lector ¡jamás! es una pérdida de tiempo venir a leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Con cuanta belleza coronas el eterno verdor del árbol. Fusionando en las aguas vagabundas de la imaginación tan bello relato. Ha sido un placer leerte. Un beso
ResponderEliminarUna historia maravillosa, con toda la ternura que eres capaz de plasmar en tus letras.
ResponderEliminarBesos
Me parece una hermosa historia de fusión. Cuántas veces hemos deseado algo similar, bien con un árbol, con un paisaje, con una persona. De alguna manera, ya el sólo hecho de desearlo es una forma de conseguirlo porque el deseo se satisface por sí mismo en alguna medida. Una forma de muerte es justo el no desear. Adelante con los riesgos. Soñar es gratis y que tú nos cuentes los tuyos, puesa es lo que estamos esperando. Un beso
ResponderEliminarBuen día Marinel!!!
ResponderEliminarTu isla es un remanso y venir a leerte en ella es una delicia matutina....por tanto : muchas gracias son mutuas. La cita de Cervantes, viene a pelo, un detalle literario de lujo, me gusta.
Y tu relato, todo emoción:
la imagen que has escogido se fusiona con tu relato, escondiendo pensamientos y sentimientos profundos, bellos, tiernos y amables...has conseguido que casi casivea el arbol en su plenitud, la relacion tan bella y la niña..
Su envejecimiento y decritud es una explosión de vida cumplida plenamente.
Un abrazo llenito de gratitud Begoña
¡Ay Marinel...!
ResponderEliminar¡Qué preciosidad de relato nos dejas hoy!
Es bellísima la simbiosis que relatas entre la niña y el árbol..,solo espero que sea fruto de la imaginación y no realidad.
Yo te doy las gracias a tí por derramar tus letras para todos.
Te envío un beso desde mi patio,con aroma de naturaleza viva,como tu relato.
Muuuaaac.
mi querida Marinel, ha sido un placer tan grande leerte hoy...
ResponderEliminartu historia es tan.. TANNNNN bonita... tan grata en su desarrollo tan dulce seguirla..
aisssss.. PRECIOSAAAAAA!!!
besazo niña ...
que gusto de verdad...!!!
isla
Que bonita historia Marinel.
ResponderEliminarUna fusión entre el alma y el arbol...
Me ha encantado esa visión del arbol floreado perpetuamente...
Que bonito!
Besitos.
tierno y dulce relato Marinel, Felicitaciones
ResponderEliminarun abrazo y buena semana
Hola, Marinel:
ResponderEliminarFinalmente, quisiera reencarnar en un frondoso árbol y morar por siempre, en un hermoso jardín.
Un abrazo, gracias por visitarme.
Gracias Marinel por hacerme partícipe imaginaria de las historias tan bonitas que cuentas.
ResponderEliminarGracias también, por tus visitas a mi espacio.
http://norma2-siempreesprimavera-norma2.blogspot.com
muchas gracias a ti, por este relato magnífico, por tus comentarios siempre, por ti en general, y ti en particular.
ResponderEliminarun beso.
Hermosisímo relato, me ha emocionado ciertamente, ¿quien no ha conocido a alguno de esos espiritus libres, que sólo parecen comulgar con la naturaleza?
ResponderEliminarY ese amor y comprensión de la madre a pesar de todo, fantástico, de verdad que me pareció brillante.
Un fuerte abrazo.
Querida Marinel: Preciosa historia que al finalizar me ha dejado un poso de tristeza.
ResponderEliminarNo todo en esta vida puede acabar bien.
A veces, asociamos nuestros recuerdos con algo, ese árbol, todavía lleno de vida, lo recordará.
Hoy he dejado comentarios en mi última entrada.
Abrazos.
kasioles
Y se fundió en sus ramas, se hizo tronco y fruto. La niña partió pero ahora renace en primavera y estío.
ResponderEliminarBesitos, hermoso relato.
GRACIAS DE NUEVO A TOD@S POR DESEMBARCAR EN MI ORILLA.
ResponderEliminarBESOS!
Creo que nunca es tarde para visitar a los amigos...
ResponderEliminarY ninguna estación borra recuerdos tan dulces. Y todas las estaciones te llenan de bellas historias.
Saludos de lunes, Mainel.