Preludio de azahares en la duermevela
del árbol mendigo de las níveas flores.
¿Dónde el aroma vehemente perlando
el ramaje?
Los frutos exhaustos penden lánguidos
anhelando efluvios.
Por entre las ramas se oye el murmureo,
el run run suave, el leve quejido de
la ansiada espera.
Como una escalera que no tiene fin
el verde se expande, se hinche en alarde
de acercar la maña de la bodoquera
mudando el linaje.
¿Vendrá primavera?¿Se retrasará?
Dice la enramada algo encaramada a
su propia urgencia.
Y el perfume llega calmándola quedo:
Ya está, ya está...