¿Y volver al desmadejo de la mente,
al desvarío de verter lo invisible
de emociones, sentires, pareceres?
Ovilla mi epidermis la carencia,
me tensa tratando de asfixiar
la lejanía de las composiciones.
Aquello que otrora modelé
me observa, se demora ante
mi voluntad y trastabillo...
Al fin, me abato contra un
suelo de letras palpitantes
clamando ser conato una vez más.
Rebaso la pereza que me da unirlas
en solícito corrillo, sentirlas deseosas
de pasar bajo las yemas al teclado...
Me vienen desde atrás cual aves
dispuestas a volar sobre este prado.
Por hoy...les doy la libertad.