Se viste la realidad de una verde
sintonía cuyo nombre es Esperanza.
Mujer dicen que nació con poderío
maternal para acoger no ya cientos,
ni miles, si no millones de seres
que irían llegando a avalanchas
y con juegos y disputas la iban
a requerir en infinitud de lances
en los que habría de mediar.
Ilusionante labor de peso
trascendental a la que se habituó...
Luego de bregar tanto, sabiendo
que este trajín duraría una eternidad,
dejó que crecieran solos
bajo su atenta mirada
fatigada de observar la necedad,
la ignorancia, el más que certero final...
Se uniformó, se hizo elástica e
indefinida, inconmovió sus latidos
dándoles algún recreo, de uno en uno
eso sí, por si olvidasen sentir
el porqué se originó... y los saca de paseo
vestiditos de Romeo, del color del Bermellón,
derrochando mil amores entre tanta indiferencia,
caracteres indolentes y multitud virulenta.