Quiero mirar la vida como lo hace una flor...
Marinel.

domingo, 27 de diciembre de 2015

Dejando huella...

He comprado unos zapatos nuevos para el nuevo año. Rojos como la pasión, como la sangre que da calor a los huesos. Altos para mirar mi pequeñez desde arriba. Abiertos al aire para que mis pasos no sientan asfixia...
















*Estoy perezosa tras tanto ajetreo, pensando en el que aún queda...
En fin, que no verso ni poetizo ni escribo. 
Tengo las neuronas vagas, algo achispadas aún, jajajaja
Pero no podía dejar de agradeceros vuestros comentarios y desearos a tod@s un final de año espectacular y un nuevo año...que os deje huella. Preciosa e inolvidable huella.
Besos y abrazos.




viernes, 18 de diciembre de 2015

Otra realidad...


*Os dejo estos días de fiestas y vorágine navideña.
Deciros que os agradezco de corazón vuestra compañía a lo largo del año y desearos mucho; todo lo que anheléis. Sobre todo y para todos, que seamos capaces de hacer extensible este ambiente afectivo más allá de estas fechas.
El mundo necesita Navidades permanentes...
Besos miles para tod@s.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Placideces...

Paseaba pensando que no lo hacía,
eran sus pies que llevaban su cuerpo
sin un pensamiento guía.
Ella observaba el entorno, lo adentraba
en sus pupilas y en la retina guardaba
aquella flor encarnada, la hoja que se mecía
y ante sus ojos danzaba o la desnudez del 
árbol que tiritar parecía estremeciendo su alma.
Mientras avanzaba el paso, sin premura ni fatiga
unas inquietas letritas se iban soltando del relax
que la embargaba sin percibirlo siquiera.
Iban bajando a sus huellas y desde allí despegaban
al vuelo de mariposa, hacia la nube que viaja, a lomos
de un pájaro alegre o quedaban acompañando
la tristeza de una rama donde el rocío era lágrima.
Ante sus ojos, una pareja se abraza entre arrumacos perdida.
Más allá un anciano y su bastón trastabillan y ella chilla
yendo a prestarle sus manos evitando la caída.
Allende de la mirada el gris del cielo se raja
dejando a la luz guirnaldas de espigas rojas.
¡No me cojas, no me cojas! gritan las letras
jugando al que te pillo sin que las logre escuchar.
Pasear por pasear extraviando la mirada
sin desear nada más. 
Cojea un perro ante su presencia y un sollozo
 le acongoja la garganta, lo llevaría a curar, 
pero huye cuando advierte su presencia.
La recorre un frío glacial. Es la vida y su dureza.
Las letras, inquisitivas, saliendo y entrando siempre
de su espíritu en silencio, van formando frasecitas
pequeñas y dispuestas a crecer para vivir 
un escrito esperando hacerse ver.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Certidumbre

Si me desnutro, si quedo desleída y se me vuela el aire.
Si un fanal se aproxima a mi barco sin nombre
o una umbría me acorrala y me grita.
Quiero ser el gemido inaudito de mi alma silente,
la conjetura de otro albur en ciernes o el postrer
bostezo antes de tenderme al pairo del sueño.
Siendo ya entelequia sin figura obvia,
dejar absorberse ese hambre de vida 
que pretende  infundio lo que es certeza...
No hay revocación para esta proeza de partir
sin rumbo a lo inexplorado sin gramos de grasa,
sin líquido dentro que poder llorar, sin un desgañito
sin, ni tan siquiera, un soplo en los labios para refrendar...

Obra del pintor Duy Huynh


miércoles, 9 de diciembre de 2015

Caminos imperfectos


Las losas silenciosas. 
Ni un solo ruido, color o forma llamando a la atención.
Las calles inholoras, extintos los aromas.
Las lluvias inherentes al espíritu... 
 cual arrobo aparaguado.
Un hatillo de cautelas y delirios.
No me hizo falta más.
Un solo pensamiento vagando sin atino y dimané.
Tacones sin nivel para echar a correr.
La calle es alargada. El trayecto angosto.
 La luna chata. El gato tosco.
Sin querer observar, se van los ojos como en bandada.
Visten de rojo mis pies ansiosos. Roja mi lengua. Mis labios rojos.
Y es que me pierdo entre la pasión de poetizar. 
Nómada  huraña a permanecer proyectada en prosa.
Enardecida...
Tomo una rosa, guardo sus pétalos entre las hojas de 
la vereda a la que me lancé.
 Me encaminé a la búsqueda del verso
 que sea perfecto sin entender
la precariedad:
No hay perfecciones  para rimar.






domingo, 6 de diciembre de 2015

De paseos y campanas...



Voy de puntillas por el alféizar de mi sentir que aún dormita
bajo mi piel. Se oyen campanas a lo lejos; campanas de domingo.
Din, don, din, don, don

Repiquetean sin ton ni son o me lo parece.
Será que la infancia por dentro crece y me lleva
a días de campaneo sin preocupación.
El pajarito tras el cristal ya no se asusta de mi presencia.
Observo atenta su picoteo de las migajas que puse ahí
con gran ternura para alegría de ese comensal tan sorprendente
y sorprendido, pues sin vivir, vive conmigo.
Ojos abiertos cual mirador hacia el paisaje.
El frío está aletargado. El sol se ríe de su pereza.
Sale emplumado, henchido, ufano por la tardanza
del reacio invierno.
Acomodado, quién sabe dónde,
No hiela el cielo ni llora carámbanos por los tejados
como otro tiempo.
La gente anhela ya sus patines y sus abrigos.
No se recuerda ir ateridos y en las bufandas arrebujados.

Voy de puntillas por el alféizar de mi sentir que aún dormita
bajo mi piel. Se oyen campanas a lo lejos; campanas de domingo.
Din, don, din, don, don






jueves, 3 de diciembre de 2015

martes, 1 de diciembre de 2015

Sin salida

Flotad pensamientos, haced de mi mente una gran pecera
en la que nadar. Dejad las ideas cual si fueran lastres, en zona abisal.
Sed los pececillos que contentos viven sin saber si existe otra felicidad
que no sea nadar tras de mi entrecejo.
Sed indiferentes hacia los anhelos que moran mis sesos.
Yo me quedo lejos, siendo el horizonte que no se da alcance.
Hoy os quiero presos.
Nadad y nadad.


Unas palabras profundas...

Ahí afuera, mas allá de ideas de bien o mal,

hay un lugar.

Nos vemos ahí.

Cuando el alma yace sobre la yerba.

El mundo esta demasiado lleno para hablar de él.

Las ideas, el lenguaje, incluso la frase 'cada uno'

No tienen sentido.



"Yalal ad-Din Muhammad Rumi"
















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