El viento airado tambaleaba
su espíritu.
El enfebrecido sol pretendiendo
licuar sus pensamientos.
Amarillos y grises...
¿ Y azul?
Naufragaba en mareas de dudas.
Asomaba entre dunas de incertidumbres.
Galopaba los recelos.
Y mis ojos lo añoraban calmo,
radiante e infinito.
Policromático sobre el mar e
irisado allá en el cielo.
Temeroso cual niño imploraba miradas
cómplices, tiernas, de cobijo...
Intenté discernir su inquietud si
sabía de mi amor.
A la postre, tras devanarme los sesos
alcancé unas palabras posándolas
en sus temblorosas vacilaciones...
¿Y si nos damos un verso?
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