Gira el mundo y se me estaña en los sentidos su aleatoria difusión de los sonidos.
Necesito del silencio o de esa música suave incitando a la abstracción, a ese subsistir sin ser realmente o siendo solo un trozo de materia de morfología curvilínea embutida en la sazón de la conciencia circunspecta.
Un giro. Cientos, y el mundo sigue a su vértigo adherido. Una locura, un ritmo atolondrado y yo, me rindo.
No puedo más.
Un leve parpadeo, un estremecimiento, el grácil vuelo de unas mariposas en penumbra.
Ya no sucumbo.
Florece el pestañeo ilusorio, se acerca en paso firme ese latido, un tenue contoneo de suspiro aquí en mi pecho cobra fuerza.
Es ese pensamiento que me enclava en la emoción, en esa perdición que me reanima, desata el nudo de mis vísceras cerradas y cual placebo, me llena, me reclama, se empecina, tira de mí de nuevo y él en redondeo…
Gira y gira y gira.
Mientras yo, me reconcilio.
Imagen de la red.
*Quiero pediros perdón porque ando muy liada esta semana y no puedo visitaros con la frecuencia que me gustaría. Probablemente hasta el viernes no vuelva a la normalidad que suele acompañarme, así que os iré comentando de a poquito, en los lapsus que el tiempo me permita.
Besos y gracias a tod@s.