Ay amor...
Se durmió la hojarasca.
La he mirado correr, volar, hacer giros
como una algarabía de críos jugando.
Muchas hojas con alas mudando el color,
sin percibirlo, en su afán por vivir
sin pensar en mañana.
Hete ahí, que el mañana llegó y perdieron
el verde, lo dejaron adherido al tronco
del árbol que las cobijó.
-Esto parece un enredo-
Enredadas salieron, se elevaron, cayeron y volvieron a izarse
una vez y otra vez mientras dejaban como rastro su verdor.
Las observo alfombrando los céspedes, las aceras,
los charcos y hasta las ramas llorosas.
Todo lo ocupan las locas hojas ya amarillentas,
algunas enrojecidas de la vergüenza, otras vainilla
sin aromar, otras...otras ni están de trituradas por
el bamboleo del viento a ráfagas que las llevó,
primero en volandas "pá" conquistarlas y luego huyó.
Queridas mías: ya os amo yo entreveradas, varadas también
sin timonel ni timón, así, como pasto para la tierra que cíclica
y callada espera la mutación reincidente, el devaneo otoñal
que deja sabia, grato mantillo, perduración...
Amo esa hoja en concreto, la que ha quedado rezagada
en la alberca, flota muy cerca de unos cálamos.
Seguro se enredará, se hará un lío...
como una algarabía de críos jugando.
Muchas hojas con alas mudando el color,
sin percibirlo, en su afán por vivir
sin pensar en mañana.
Hete ahí, que el mañana llegó y perdieron
el verde, lo dejaron adherido al tronco
del árbol que las cobijó.
-Esto parece un enredo-
Enredadas salieron, se elevaron, cayeron y volvieron a izarse
una vez y otra vez mientras dejaban como rastro su verdor.
Las observo alfombrando los céspedes, las aceras,
los charcos y hasta las ramas llorosas.
Todo lo ocupan las locas hojas ya amarillentas,
algunas enrojecidas de la vergüenza, otras vainilla
sin aromar, otras...otras ni están de trituradas por
el bamboleo del viento a ráfagas que las llevó,
primero en volandas "pá" conquistarlas y luego huyó.
Queridas mías: ya os amo yo entreveradas, varadas también
sin timonel ni timón, así, como pasto para la tierra que cíclica
y callada espera la mutación reincidente, el devaneo otoñal
que deja sabia, grato mantillo, perduración...
Amo esa hoja en concreto, la que ha quedado rezagada
en la alberca, flota muy cerca de unos cálamos.
Seguro se enredará, se hará un lío...
¡Ay amor!
Ya se durmió y yo, yo...tengo frío.
Ya se durmió y yo, yo...tengo frío.
Es tiernísimo el poema.
ResponderEliminarComo lea el otoño, llorará.
Besos.
Toro, gracias. Me gusta la ternura.
EliminarEl otoño ha llorado bastante últimamente, debe haberlo presentido más que leído.
Besos.
Esas hojas de otoño, que tanto inspiran, que bien traídas están en este poema.
ResponderEliminarBesos con ternura otoñal.
Alfred, me alegra que así te lo parezca.
EliminarLas trajo el viento.
:)
Besos de ternura otoñal, sí.
bello...me encanta, como el otoño
ResponderEliminarNoel, mmmm, pues gracias por encantarte!
EliminarNos has transportado en ese ciclo y vaivén de las hojas, muy bello Marinel. Amo las hojas verdes que dan sombra y color en verano, y disfruto las hojas secas lo más que puedo caminando sobre ellas o viéndolas pasear en sus movimientos locos.
ResponderEliminarAbrazos.
Migue, gracias.
EliminarSon verdaderamente inspiradoras las hojas. Lo cierto es que el otoño en general se presta a la poesía, sí.
Abrazos.
este es un dulce poema Marinel...
ResponderEliminarLao, gracias por sentir dulzor en mis letras.
EliminarEsas hojas hoy están de fiesta al versarlas tú.
ResponderEliminarRevolotean y revolotean haciendo piruetas entre tu ternura y el viento.
No tengas frío, que ya es tiempo de castañas...
Besos, princesa.
Eva, bueno...creo que inspiran tanto a l@s poetasque deben pasar un otoño felicísmas!
EliminarHmmmm, qué ricas las castañas asadas.
Besos miles, guapa.
El otoño te dejó volar subida en sus hojas, paseaste y creaste las palabras hermosas. Un abrazo
ResponderEliminarEster, algo así, tan bonito como lo dices, siento que me inspira para escribir esto que no está a la altura de su revoloteo, peeeeroooo...
EliminarAbrazo.
En esos árboles desnudos brilla siempre en sus raíces el aroma del Amor que se reconstruye paso a paso para rer más veráz en el incicio de la primavera.
ResponderEliminarUn Abrazo.
Gracias.
Olga i Carles, gracias por venir hasta mi isla y quedaros.
EliminarAsí debe ser, no lo dudo, menos tras leer este bonito comentario.
Un abrazo.
Marinel, le has dado voz a esas hojas que son como niños revoloteando en todas partes...Ellas nos invitan a vivir, sin miedo, sin complicaciones, disfrutando de cada momento, que se nos va...Saltando y volando por todas partes, alfombrando la vida y entregándose en una alfombra mágica e inolvidable.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo de luz por hacernos sentir hojas otoñales...
M.Jesús
Mª Jesús, debiéramos ser como ellas en todo momento....felices e indiferentes a todo lo que no sea disfrutar de los instantes. Me parecen muy aleccionadoras las hojas, sin duda.
EliminarMil gracias por tus bellos comentarios siempre.
Un fuerte abrazo.
¡Qué bellamente mueve las hojas del otoño tus palabras! Si no existiera el otoño, lo habrías inventado.
ResponderEliminarBesos.
Francisco, jo, qué bonito. Gracias!
EliminarCreo que las estaciones fueron las que nos inventaron para que las halagásemos...
:)
Besos.
Marinel, me he visto corriendo tras la hojarasca, enredada entre las hojas, observando cada una...
ResponderEliminarPrecioso! Me encanta!
Besos mil
Milena, eso es fantástico porque escribiéndolo yo me veía así también...como una hoja revoloteadora y feliz hasta el final...
EliminarGracias, hermosa.
Besos mil.
Hermosos tus versos llenos de ternura y luz.
ResponderEliminarBesos
Ilesín, me alegra que veas luz en mis letras porque ya sé que tú estás llena de ella.
Eliminar:)
Besos.
Muy difícil devolver a la vida unas hojas muertas y amarillas, y transformarlas con la belleza de las palabras en un poema vivo
ResponderEliminarMistral, no, no es posible devolver vida donde no la hay por mucha belleza que se imprima en las letras, es una triste realidad ésta.
EliminarLA DICOTOMIA DE LA VIDA
ResponderEliminarVisión de arlequín, gracias por tu visita.
EliminarLa vida es una constante dicotomía.
Esa hojarasca que nos envuelve y sobre ella dejamos lo mejor de nosotros... Como lo haces tú, Poeta. Y sí, tu poesía es el viento que acaricia las hojas muertas... Me encantó leerte hoy que veo caer las hojas de los chopos sobre el camino de la fuente... Ellas, me hablan de ti. Gracias amiga.
ResponderEliminarJulie, mil gracias, mi querida poetisa.
EliminarA mí me encanta leerte siempre. De cuando en cuando tomo tu libro y me lleno de tus poemas una y otra vez, son momentos mágicos que siempre te agradeceré....y Sandra!
:)
Besos muchos.
Dale mi beso a Sandra, imagino cuánto ha crecido! Os quiero.
EliminarEl otoño nos hace retrotraer hacia nosotros mismos.
ResponderEliminarLas hojas bailando en el viento se despiden de la vida.
Bellísimo poema Marinel.
Besos
Marisa, sí es como involucionar hacia nosotros mismos, retomar lo primigenio que a veces mantenemos en el olvido...
EliminarGracias.
Besos.
Qué emotivo!!
ResponderEliminarBesos!!
Amapola, sí, con emoción lo escribí.
EliminarBesos.
¡qué mejor,
ResponderEliminarque en tal tálamo tierno
se recuesten y abracen
de hojas
tus versos!
tan bellos)
¡besos!!
Pilar, qué bonito comentario!
EliminarEs más bonito que mi poema, así que no añado nada que pueda estropearlo.
Sólo gracias y besos.
A veces los sentimientos se enredan, pero al final siempre se forja algo nuevo mirando hacia la esperanza. Buenas letras Marinel. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarPepe, así es, totalmente cierto.
EliminarUn fuerte abrazo y buen finde.
¡Vaya honor que tienen esas hojas!, tan protagonistas cuando ya están perdiendo el protagonismo, que no su función. Tan importantes ellas.
ResponderEliminarun abrazo
Tracy!
EliminarHuisss, no te esperaba por aquí también, jajajaja
No creo que aún pierdan protagonismo por mucho que el tiempo ande revuelto.
Un abrazo.
Esto es algo más que un poema,es una sinfonía otoñal de juegos enredados y colores.Ellas,traviesas hasta el final,coqueteando con el viento,peleando con las otras por un trozo de otoño...Tú,poeta cómplice de sus últimos vuelos,sintiendo el mismo frío que ellas camino del olvido hasta una nueva primavera...
ResponderEliminarPrecioso.
Joaquín, me alegra que te guste, me nació observando esas hojas que cobran vida y vuelo cada otoño, esas que mueren finalmente volviéndose semilla para la tierra y nueva vida.
EliminarGracias.
Un abrazo.
Con la última hoja caída morirá la primavera pero en su tumba ya se oyen los pasos de una nueva.
ResponderEliminarTiene razón el Torito.
ResponderEliminarDan ganas de leerlo a los peques.
Mi vida es un enredo.
Mäs besos.