De días acidulados, ventolados y traviesos, aromáticos de lluvia,
de tierra húmeda, del helor a dentelladas como naranja
en espera de ese hervor aproximando la dulzura retrasada.
Llega agitando papilas haciéndolas naufragar
en la duda de amargor o de bondad, confundiendo al paladar..
Frío que de a bocados va traspasando la piel, abriéndose los senderos
bajo ingente cantidad de atavíos, y allí, bajo la epidermis,
arrebujarse al calor de la hoguera del amor, tras habernos tiritado.
Días de suaves mordiscos, jugosos y placenteros
escondidos de aguaceros al abrigo del hogar, de miradas
pertinaces hacia las calles heladas, socarrona la sonrisa
olvidando torpemente que toda manzana es proclive a agusanarse,
y por eso, no ha lugar al des-seso de creérnosla sabrosa...
Tras los cristales, que cosa, cobijados del desgaire
de la ácida estación, nos crecemos, sonrojamos
como si jamás la bruja del cuento aquel,
con la fruta del edén en sus manos como garras,
no fuese a venir jamás a tentarnos...
¡Nada más lejos!
Vendrá. Pasaremos del sabor de la manzana gloriosa
a esa acedía tormentosa de la naranja sin ser,
y ni siquiera, tal vez, tengamos después el beso que nos saque del suceso...
de tierra húmeda, del helor a dentelladas como naranja
en espera de ese hervor aproximando la dulzura retrasada.
Llega agitando papilas haciéndolas naufragar
en la duda de amargor o de bondad, confundiendo al paladar..
Frío que de a bocados va traspasando la piel, abriéndose los senderos
bajo ingente cantidad de atavíos, y allí, bajo la epidermis,
arrebujarse al calor de la hoguera del amor, tras habernos tiritado.
Días de suaves mordiscos, jugosos y placenteros
escondidos de aguaceros al abrigo del hogar, de miradas
pertinaces hacia las calles heladas, socarrona la sonrisa
olvidando torpemente que toda manzana es proclive a agusanarse,
y por eso, no ha lugar al des-seso de creérnosla sabrosa...
Tras los cristales, que cosa, cobijados del desgaire
de la ácida estación, nos crecemos, sonrojamos
como si jamás la bruja del cuento aquel,
con la fruta del edén en sus manos como garras,
no fuese a venir jamás a tentarnos...
¡Nada más lejos!
Vendrá. Pasaremos del sabor de la manzana gloriosa
a esa acedía tormentosa de la naranja sin ser,
y ni siquiera, tal vez, tengamos después el beso que nos saque del suceso...
Hermosísimo poema.
ResponderEliminar"...arrebujarse al calor de la hoguera del amor"
Preciosa metáfora.
Besos de corazón
Es un cuento tenebroso, volátil, un laberinto de significados indescifrables ...¿Tendré que pedir ayuda a la bruja de la manzana roja?
ResponderEliminarUn bsazo
Precioso, ¡Cómo me gustan estos poemas! Cargados de metáforas y sentimientos.
ResponderEliminarBravo!
Me gustan tus días de manzanas y naranjas,
ResponderEliminarlo acidulado del sabor de estos otoños macilentos cobijados bajo una epidermis si cabe más frágil pese a las capas de abrigos y bufandas.
Y esos besos, que aunque no lleguen podemos saborear en el antiguo leño que crepita bajo la nostalgia.
Un beso, mi Uka.
Hola amiga que bonita forma de describir los días con manzanas y naranjas hermosa forma de sentir como siempre es un gran placer leerte.
ResponderEliminarBesitos de luz, que tengas una hermosa semana querida amiga.
Expresas hermosamente muchas cosas morder o no morder , es la manzana parte de nuestro destino .
ResponderEliminarMe gusta como escribes pero a veces mis neuronas no llegan tan allá como llegar a saber lo que quieres transmitir me siento algo como Spaghetti.
Besos
André
Se me hace "agua la boca" al leer tu gran poesía Marinel!!!
ResponderEliminaradoro el otoño, tiempo de cosechas, de vendimias, y de guardas
ResponderEliminarde soltar lastres y de ovillarse preparando la semilla para primavera
hermoso canto otoñal Marinel, marcas el paso y el tiempo reflejado en natura con aromas y sabores entrañables, que el invierno sea leve y que el manzano estalle en primavera con sus flores de promesa
besitos y feliz jornada
Dejémonos tentar por las significativas frutas del paraiso, para saborear ese maravilloso mundo de palabras y sentimientos que llevan hoy tus versos.
ResponderEliminarBesos
Tienes la gracia de conseguir que me gusten tus poemas aun cuando me cuesta entenderlos y casi no lo logro.
ResponderEliminarUn abrazo
De la manzana a la naranja. Del dulzor a la acidez. De el cálido color, al color más ardiente... Tal como la vida.
ResponderEliminarHermoso
Beso
Es la vida, mi querida Marinel, es la vida...
ResponderEliminarDe pequeñas no entendimos el significado del cuento, ahora somos grandes y son días de lo que tan sabiamente describes, manzanas y naranjas, pero siempre en nuestro paladar, el sabor del beso.
Me dejas enganchada con tus letras...
Abrazos muchos
Los bocados, sean de lo que sean, a l calor de la lumbre...¡ummmmmmmmm!.
ResponderEliminarEs una experiencia interesante la de entrar a un texto poético desde un vocabulario enriquecido y variado, que explora los alcances de la expresividad. Yo también prefiero la libertad al escribir poemas más que las normas sobre tipos de versos y cantidad de silabas.
ResponderEliminarMuy bonito, en especial las dos últimas estrofas, las entiendo mejor y me han llegado mejor, Marinel, tienes una habilidad para jugar con las palabras envidiable.
ResponderEliminarBesos apretaos
Pues me acabo de comer tras mandarinas valencianas después de mi helado paseo por el parque y me he quedado como nuevo, la bruja malaje no ha pasado por aquí.
ResponderEliminarBesos,
Marinel,nos dejas ese cambio de sabores,que son colores y sentimientos otoñales...Todo nos empuja al refugio,a la intimidad del hogar,donde se saborea la acidez y la dulzura,complementándose ambas y aportándonos lo necesario para seguir adelante en el camino de las estaciones...Mi felicitación y mi abrazo grande,poeta y amiga.
ResponderEliminarFeliz tarde noche.
M.Jesús
Es la manzana de la bruja?
ResponderEliminarNo quieroooooooooooo
Besos.
precioso....y para morder
ResponderEliminarMujer de poca fe ¿cómo no vas a tener ese beso cuando enamoras con sentimientos?
ResponderEliminarTe dejo un fuerte abrazo en ese romántico corazón.
Kasioles
Que hermosas letras mi querida Marinel,donde las manzanas están cargadas de misterio.
ResponderEliminarBesos
Siempre es bueno cobijarse al calor del hogar.
ResponderEliminarLo que sí pienso es que probablemente sin tener el beso que nos saque del suceso.
Bello poema.
Saludos cariñosos.
Tranquila, Dios está distraído.
ResponderEliminarY el Paraíso a disposición.
Abrazo inmenso.
SIL
Alquien te dijo alguna vez que eres una mujer de escritura privilegiadas? Pues te lo dejo saber Marinel .
ResponderEliminarBesos y se feliz!
Confieso algunas de mis adiciones: a las naranjas, durante todo el año, y a tus letras para endulzarme cuando están ácidas.
ResponderEliminarUn beso.
A tu maravilloso poema no le falta nada para imaginar ese invierno tras la ventana al calor del hogar como si fuese real.Si acaso le sobra esa advertencia de que el mundo, al contrario que las calles, no se congela y que un momento sublime no es para siempre...y ya lo sabíamos,lo sabemos en todo momento, por esa razón hay que saborear con mayor intensidad si cabe los instantes de felicidad.
ResponderEliminarPara cuando lleguen los días de la acedía de la naranja es posible que tengamos tanto dulzor acumulado que ni nos enteremos, es posible.Y si no es así, pues que nos quiten lo bailao.
Siempre es un placer leerte Marinel,y un privilegio.
Gracias por "helor" y "desgaire",no las conocía.
Un fuerte abrazo.
Un poema muy hermoso, me ha encantado leerlo, muy original.
ResponderEliminarBss
Bellisimo poema de esos tuyos que encandilan.
ResponderEliminarBesitos
Todo llega y todo pasa, pero hay que desear siempre lo mejor para uno mismo. Siempre positivo aunque sea difícil.
ResponderEliminarBesotes!
Días acidulados, primera vez que me los imagino así, azules, dorados y ácidos como el limón,pero tan imprescindibles.
ResponderEliminarAbrazo, Marinel
Suculento el poema, Marinel:)
ResponderEliminarTe envío un abrazo muy grande muy grande :)