Pensaba en mi cerebro, en esa carnosidad rugosa debajo del cabello,
tratando de inventar de otra forma la enjundia de mi ser.
Qué feos somos por dentro, pensé...
Forcé las cuerdas del violín de la entelequia
fascinante a la que me doy por vencida una y otra vez
e imaginé metamorfosearse esa masa extraña en un jardín.
¿Por qué no?
De rododendros plagados de poéticos pompones exaltados.
Un camino separaba los arbustos perfectamente alineados a la par que ingobernables.
Me vi pasar diminuta, apenas alfiler en el verdoso telar que se extendía,
en medio de aquella frondosidad recién fabricada.
Perdí el paso apresurado, rescaté la soledad de las ruinas que asolan hueras realidades,
perfumé las células nerviosas de encalmo con la esencia de pimpollos metafísicos
llenando el asombroso paisaje de oleadas de sensaciones tan fértiles,
mágicas y ligeras, que por un instante no fui yo ni mi cerebro desbocado.
Tan sólo el corazón llamó con los nudillos, carraspeó tal vez un algo
altivo e imperioso tratando de acotar aquel garbeo mío perezoso entre clamores floreados...
Ay del corazón y la razón...
ResponderEliminar¡¡Vaya par!!
Lo ideal es cuando ambos van a la par, y es tan difícil lograrlo, que o nos pasamos o no llegamos la mayoría de las veces.
De todas formas el corazón es siempre el que suele tener la última palabra, aunque se equivoque...
Besos, princesa.
Eva, difícil es que vayan al unísono, ciertamente. Y sí, imagino que el corazón es el que acaba por ganar las partidas...
EliminarBesos miles.
Dices "que feos somos por dentro", llevas razón, somos un marasmo de cosas que tan solo unos pocos saben interpretar; sin embargo; toda esta fealdad tiene su ventaja, todos los humanos del mundo y digo todos, somos iguales por dentro, algunos no lo entienden, pero, a su pesar, así somos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Emilio, así lo creo. Somos un cúmulo de órganos tirando a feos, la verdad. También es cierto que todos sin excepción somos iguales por dentro, lo que nos lleva a ese final donde, otra vez todos, de la misma manera, acabamos.
EliminarUn abrazo.
La belleza, como la temperatura y la luz son términos comparativos y no absolutos. Lo absoluto es la calidad y calidez de tus palabras engarzadas con tanta maestría como dulzura, por las que te felicito.
ResponderEliminarUn beso.
Francisco, nada es absoluto o casi nada, que tampoco quiero ser tajante en este misterioso mundo en el que nos movemos y habitamos.
EliminarGracias, sólo son mis cosas.
Un beso.
¿De psicoanálisis querida amiga, en este/ese precioso otoño pintado al inicio y acompañado de Cortázar?
ResponderEliminarOriginal original sí que eres!!...
Un gran abrazo en este "primaveral" día de playa Marinel.
Ernesto, yo soy mucho de devanarme los sesos, no lo puedo remediar. También de, como te habrás dado cuenta, metamorfosear o intentarlo, todo lo que me rodea o habita.
EliminarOriginal no creo, sólo volátil.
:)
Un gran abrazo en este otoño veraniego.
Lo que si se, es que si uno no siente, se transforma simplemente en una roca, una cosa que no es capaz de demostrar cariño y confianza, un cuerpo si, pero feo, sin alma.
ResponderEliminarPor eso creo que uno debe jugarse por lo que siente... le puede salir bien o mal, puede equivocarse o vivir el resto de su vida con plena felicidad. Entonces nos vemos por dentro, tal como nos sentimos, bellos.
Y, por último, otra cosa que tengo bien clara, que quien se enamora soy yo, y el amor se siente con el CORAZÓN, no con la CABEZA".
Así, que…hermosas palabras.
Me ha dado un click, y no he podido resistirme a visitarte o…visitaros.
Besos Marinel.
Lore, es verdad eso que dices...que feos podemos llegar a ser, no ya sólo por dentro, sino también por fuera de no sentir, cosa, por otra parte, que me resulta incomprensible pero que a la vez considero que ocurre con más personas de lo que imaginamos.
EliminarEl amor siempre es un sentimiento que embellece todo, lo eleva y nos lleva a sentirnos majestuosos desde el fondo del corazón. La cabeza es el barco, pero quien maneja el timón es ese órgano bombeante, no cabe duda.
Besos muchos, guapa.
Una bella idea que sólo se le podía ocurrir a un alma sensible como la tuya
ResponderEliminarTracy, ¡o a una masa desmadejada como la que me adorna los hombros!
EliminarGracias.
:)
Marinel, sólo el corazón, como bien dices, es capaz de llamar a las puertas de la mente y entrar dentro con su estela de sueños, de paz y aromas...Ese jardín laberíntico, que tantas veces nos prueba en mil encrucijadas se siente pleno a veces, cuando es consciente de la magia y de la ternura del corazón, que lo envuelve de belleza y cubre sus extrañas neuronas...Mi felicitación por esa inspiración siempre cálida, mágica y creativa, amiga.
ResponderEliminarMi abrazo siempre, Marinel.
M.Jesús
Mª Jesús, a veces pareciera que quien piensa y maneja todo el tinglado que somos, fuese él, ese órgano capaz de hacernos títeres bajo sus manos, para bien sin duda alguna.
EliminarNada como poner el corazón en la vida para sentirla más y mejor.
Gracias siempre.
Un gran abrazo.
Bueno, feos, feos, básicamente somos agua más que chicha, como Gaia.
ResponderEliminarLo ideal sería encontrar el equilibrio entre la razón y el corazón, pero siempre nos queda la intuición...
Besotes, buena semana.
Ion, cierto, somos más agua que chicha, pero en ese líquido hay dos capitanes que gobiernan y dentro de ese mar que nos habita, hay unos islotes que bonitos, bonitos no son, pero nos son indispensables para seguir navegando, así que bienvenidos sean,¿no?
EliminarBesotes y buena semana para ti.
Viva sientes al máximo
ResponderEliminarNoel, no lo dudo ni un segundo.
EliminarAdemás, añado, es que ignoro cómo o qué se seinte despues y prefiero tardar mucho en saberlo, la verdad.
:)
Cuando la mente calla y deja hablar solamente al corazón es cuando sale nuestra verdadera esencia, sin embargo no siempre logramos esa calma que nos lleva en el camino hacia nuestro interior.
ResponderEliminarBesos
Ilesín, no, no siempre conseguimos esa calma necesaria para seguir sintiendo, para dejar que el corazón ponga el debido orden en el caos que a veces pulula por nuestras neuronas.
EliminarBesos.
Aún escudriñando tu cerebro, eres capaz de que tus neuronas afloren, hagan bellas sinapsis y transformen en versos ese caminar entre floridos rododendros.
ResponderEliminar¡Feliz comienzo de semana!
Cariños en abrazos.
kasioles
Kasioles, una que es muy dada a florearlo todo con tal de alejar realidades como yunques...
EliminarFeliz semana, hermosa.
Besos.
Paseo imaginario donde se vive la belleza... así se llega al poema. Hermoso de veras. Besos.
ResponderEliminarJulie, mil gracias. Tú sabes bien lo que es hermosear poemas desde el primer al último verso.
EliminarBesos.
Lo único en que no estoy de acuerdo... es el encontrar "feo" nuestro interior. Sé que es un pretexto en este caso para dar paso a la analogía entre un jardín y nuestro cerebro, etc.
ResponderEliminarLa fealdad o belleza, son valores sociales aprendidos. Igual que la sexualidad y el comportamiento ante ella. Seguro les parecemos horribles a los integrantes de la tribu de mujeres "cuello de jirafa" en Birmania, las que agregan collares al paso del tiempo para alargar al máximo sus cuellos o las geishas, de pies diminutos que se sometieron a deformar los pies para lograr tenerlos muy pequeños y alcanzar la belleza. Lo más importante no es si el cerebro es feo o bonito, sino lo que ha permitido tu reflexión a los lectores. Besos Marinel ¡Bonita! jejeje
Leticia, por supuesto que reniego de estereotipos donde la belleza física se haga con la primacía por encima del intelecto o el corazón, pero no iba de eso como bien dices, éste texto que me nació.
EliminarApunto a la fealdad interna desde el punto de vista físico donde nuestros órganos no son algo que pueda parecernos hermoso y sin embargo, son tan valiosos para nuestra permanencia y continuidad, para existir en definitiva, que nos parecen bellos como pocas cosas bellas.
Todo está en imaginar...
Sacas a colación un tema que me apasiona, como son las costumbres diversas e incluso ancestrales de este mundo, donde el canon de belleza tiene formas muy distintas, particulares y por qué no, dolorosas de sentirse.
Besos, hermosa.
Bella metamorfosis, Marinel. Y preciosa como siempre esa prosa que nos traslada hasta ese jardín-cerebro pleno de colores y sensaciones. Nunca lo había visto así, pero ahora me parece hasta lógico el hecho de comparar a cada cerebro con un frondoso jardín lleno de vida, inquieto y revoltoso, aún a sabiendas de algunos puedan estar tan descuidados que solo crezca en ellos la maleza y las malas hierbas.
ResponderEliminarAbrazos y feliz semana.
Joaquín, supongo que no es fácil imaginar el cerebro ajardinado...suelen ser cosas éstas que sólo pueden venir de una mente algo dada a volatilizarse, a llegar a cotas tan altas e imposibles que pueden parecer cosas de loc@s, ja,ja,ja
EliminarY sí...puestos a imaginar...creo que hay jardines que están echados a perder por completo. A esos hay que dejarlos marchitarse y plantarlos de flores nuevas.
Abrazos y feliz semana para ti.
Te leo amiga, con la calma que merecen tus letras... mi aplauso y mi abrazo otoñal.
ResponderEliminarÁngeles, gracias por tu calma.
EliminarMi abrazo y gracias.
Marinel me sumo a esa deliciosa metamorfosis que tanta calma trae. Es tan visual tu post que es difícil no dejarte llevar por él a ese mágico jardín.
ResponderEliminarMe encanta!.
Besos y aplausos.
Belén, no viene nada mal imaginar el cerebro ajardinado, calmo y sin desasosiegos, aunque sea tan solo por instantes.
EliminarMe alegra poder llevaros de mis letras.
Besos y gracias.
Serenidad en el camino, belleza en las palabras.
ResponderEliminarSaludos, Marinel. Que tengas una buena noche.
Luna, tan vital como escasa...así que a imaginarla, al menos.
EliminarSaludos y que tengas felices días y noches.
Algunos son feos por dentro, por fuera, y vistos desde lejos: no tienen corazón, y el cerebro, sin estrenar. Pero lo que has escrito es una pasada.
ResponderEliminarBesos Marinel.
Rafa, vaya que sí...hay gente que repelen de puro feos que son los mires por donde los mires...ya sabemos que no hablamos del físico que es lo de menos.
EliminarGracias, Rafa.
Besos.
Me has hecho sonreír Marinel, me gusta imaginar ese paseo, y encontrar esa calma.
ResponderEliminarEres genial, mi besos : )
Milena, me alegra hacer sonreír, eso siempre es bueno.
EliminarPues nada, ya sabes...a imaginarte paseando en calma!
Gracias, ja,ja,ja
Beso miles.
Es bonito. Es, diría, bello, dejarse llevar por la sinrazón de nuestra alma y dejar a un lado las cortapisas que nuestro intelecto nos pone a la hora de soñar. ¡Es la hora de las ideas oníricas! Soñemos, pues.
ResponderEliminarUn beso.
Miguel, de cuando en cuando viene bien despejar el cerebro, dejar que la mente discurra por los derroteros que nosotros le impongamos y no al revés.
EliminarA soñar se ha dicho.
:)
Un beso.
Jo, qué placer dar un paseo así, de la mano de tus versos... Armonía, silencio, quietud, baile y color, todo sin prisa, todo repleto de hermosura...
ResponderEliminarGracias por tu arte, que es mucho, Marinel.
Besos.
Ximo, estos paseos son geniales, de lo mejorcito que nos pasa por la mente.
ResponderEliminarEl arte es tuyo, yo sólo hago acopio de intentos para decorar mis letras.
:)
Besos.