Continuar con el desatino de reblandecer las letras como si fuesen de arcilla, y, a pesar de los embates, de las ráfagas de frío que traten de endurecerlas, tener un remedio infalible para no entablar batalla sin oponer resistencia:
La llamada indiferencia.
No hay peor pecado, ni tal vez tan doloroso, que hacer del silencio oneroso, un parapeto eficaz. Una mirada distante sobre una boca sellada en un rictus de ironía, un ominoso gesto blindado por el desdén, son lides seguro vencidas, para luego entretejida en palabras ahuecadas, cincelar suaves almohadas de dulzor sin parangón.
Dar a leerlas a otros ojos, y al hacerlo, echen fuera los enojos, dejen atrás las contiendas al menos unos instantes y de manera galante, hasta mi instante se adhiera una mirada tan solo, una que sienta, que advierta la porfía, este afán de arquitectura sin demasía en tecnicismo. Simplemente alzar castillos donde sentirme princesa, ascendiendo o descendiendo como una exhalación por escalones de anhelos, de urdimbres de terciopelo, de sedosos agujeros hasta caerme rendida sobre acomodado nido...
Dar a leerlas a otros ojos, y al hacerlo, echen fuera los enojos, dejen atrás las contiendas al menos unos instantes y de manera galante, hasta mi instante se adhiera una mirada tan solo, una que sienta, que advierta la porfía, este afán de arquitectura sin demasía en tecnicismo. Simplemente alzar castillos donde sentirme princesa, ascendiendo o descendiendo como una exhalación por escalones de anhelos, de urdimbres de terciopelo, de sedosos agujeros hasta caerme rendida sobre acomodado nido...
El jergón aquí en mi pecho y su insurrecto tañido.
No hay peor pecado.
ResponderEliminarQue resuenen entonces, como dulces campanas en tu cielo, Marinel.
Besos mil.
Y como dijo Cesare Pavese: “La fuerza de la indiferencia! es la que permitió a las piedras perdurar inmutables durante millones de años”
ResponderEliminarUna entrada profunda con dejos de tristeza que lleva a la meditación.
Muy buena entrada!!
Cariños..
El jergón aquí en mi pecho y su insurrecto tañido.
ResponderEliminarEl más hermoso sonido, el del alma, eso son tus letras Marinel y estoy plenamente convencida que nunca te faltarán, quizás descansen un tiempo pero será para volver con más fuerza, revitalizada, toda tú.
Abrazo grande
Mejor que tenga almenas,
ResponderEliminarcual torre encierre presa...
a mi linda pincesa;
¡presto libero penas!
¿Realmente merece la pena crear castillos en el aire?, entiendo que soñar no es lo mismo aunque se parezca.
ResponderEliminarSaludos.
¿Y porque no hemos de construir de vez en cuando esos castillo al parecer imposibles de conseguir?
ResponderEliminarSi has construido uno, no has perdido el tiempo, ahí debe de estar, solo debes de construir los cimientos debajo de el.Y tú lo harás.
Profundidad de letras, como siempre Marinel, imposible dejar de leerte.
Una visita de puntillas y hasta pronto preciosa.
regar con sentimientos, construir con ilusiones, aflorar energías y ahuyentar sordideces. Ha quedado un día claro y maravilloso.
ResponderEliminara cada cual, su reino
ResponderEliminarBellísima inspiración, un beso¡
ResponderEliminarLas palabras cuando llegan nos muestran princesas en su castillo y esos sueños, a veces, nos muestran una irrealidad deseada.
ResponderEliminarBesos,
¿Desatino? jo! MARINEL, si lo que tu escribes lo es que dure mucho muchísimo tu precioso castillo, que siempre sonría y diga algo frente al silencio, el desdén o el desprecio y que ese aire huela así de limpio.
ResponderEliminarUn beso graande bonita.
Crear, hay que crearlos... hoy y ahora y siempre y hasta el último aliento.
ResponderEliminarQue los derriben, los embistan, y les den la puntilla, eso ya será otra historia.
Soñemos, preciosa, y sin dejar de construir, y ladrillo a ladrillo si hace falta...
;-)
Besos. preciosa.
Los castillos se crean en el aire y ya creados pueden ponerse en marcha.
ResponderEliminarMal recurso el silencio.
Saludos Marinel un fuerte abrazo.
"Dar a leerlo a otros ojos..." y olvidarse de que se escribió.
ResponderEliminarLo que escribimos es nuestro solamente hasta que se da a leer a los demás, después ya no.Nuestras letras se vuelven independientes como los hijos que crecen y se distancian.
Por cierto, has escrito una prosa muy, muy poética, tanto que tiene hasta rimas..
Un abrazo.
Si la intención es fuerte y poderosa, igual esos castillos tiene una buena base y no se quedan en el aire.
ResponderEliminarBesos.
Mis ojos trasmiten un sentimiento de dulce néctar a mis labios...estos me dicen "calla, lee y refréscate en un alma desnudándose al aire".
ResponderEliminarGracias.
Escalones de anhelo, me gusta subirlos...te acompaño.
ResponderEliminarsaludos de María
Tallar, bruñir palabras arrancando las esquirlas áridas hasta dejar las aristas imprescindibles... Qué texto tan bello, Marinel.
ResponderEliminarUn beso.
Este castillo sobre el papel (no en el aire) está hecho con unas hermosas letras (piedras), no me dejan indiferente para nada.
ResponderEliminarBesos
Parece prosa poética, pero es poesía. Castillos, aire, ternura, sinceridad, imaginación, rima, ritmo y una delicia leerte. Como siempre. Me encantó.
ResponderEliminarHermoso poema a base de prosa poética.
ResponderEliminar¡Me encanta!
Besazo
Hola.Te leo por primera vez y me encantan tus temas y el divagar poético de tu pensamiento.Así que volveré por aquí.
ResponderEliminarNecesitamos construir castillos y vivir en ellos los sueños.Todo lo efímero, como la vida, debe disfrutarse con pasión.
Saludos.